lunes, 21 de enero de 2008

Ecumenismo


Espero que estas letras te encuentren con entusiasmo.

No podemos estar satisfechos con la división de los cristianos y en consecuencia no somos impacientes hasta que venga el día de nuestra reconciliación. Somos legítimamente impacientes a que venga por fin el día de nuestra reconciliación. Por ello, también debemos ser conscientes de que el ecumenismo no se vive por todas partes al mismo ritmo. Algunos avanzan a grandes pasos, otros son más prudentes. Como Pablo predica, debemos seguir siendo pacientes con todos.

Como el fariseo en su oración, podemos fácilmente presentarnos ante Dios con la arrogancia de los que hacen todo muy bien: “Yo no soy como el resto de los hombres”. Si a veces se intentan denunciar las lentitudes o las imprudencias de los miembros de nuestra Iglesia, o las de nuestros interlocutores ecuménicos, la invitación a la paciencia resuena como una advertencia importante.


Mis oraciones siempre por ti....

No hay comentarios.: