viernes, 2 de noviembre de 2007

Abrir Nuestro Corazón



Espero que estas letras te encuentren con entusiasmo.

La oración debe ir antes que todo: quien no lo entienda así, quien no lo practique, no puede excusarse de la falta de tiempo: lo que le falta es amor.

No pocas veces acaso podemos sentir la tentación de pensar que Dios no nos oye o que no nos responde. Pero, como sabiamente nos recuerda san Agustín, Dios conoce nuestros deseos incluso antes de que se los manifestemos. Él afirma que la oración es para nuestro provecho, pues al orar ponemos por obra nuestros deseos, de tal manera que podemos obtener lo que ya Dios está dispuesto a concedernos. Es para nosotros una oportunidad para abrir nuestro corazón.

Para orar hay que procurar en nosotros un profundo silencio interior. La oración es verdadera si no nos buscamos a nosotros mismos en la oración, sino sólo al Señor. Hay que identificarse con la Voluntad de Dios, teniendo el espíritu despojado, dispuesto a una total entrega a Dios. Entonces nos daremos cuenta de que toda nuestra oración converge, por su propia naturaleza, hacia la oración que Jesús nos enseñó y que se convierte en su única plegaria en Getsemaní: No se haga mi voluntad, sino la tuya.


Mis oraciones siempre por ti....

2 comentarios:

Quetzalli dijo...

Es cierto, Dios escucha y concede... :)
Saludos!

Anónimo dijo...

Cuando lei tu redaccion por primera ves, pense que eras un Obispo Catolico y que la experiencia de tu sufrimiento expresaba tus palabras.

Pero eres un nino, y ahora me puedo dar cuenta que Dios tiene sus propios medios para guiarnos por el camino mas adecuado. Yo soy una persona adulta y pocas veces he frenado a refleccionar lo que para ti es tan natural.

Que Dios te bendiga, querido Sergio Arturo.