Espero que estas letras te encuentren con entusiasmo.
Cuando confiamos en DIOS nuestros labios pronuncian las palabras del Salmista, que desde la aurora profesa su fe: «Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti...; tu gracia vale más que la vida» (Salmo 62,2.4).
Con el espíritu reconfortado, podemos afrontar el nuevo día.
MIS ORACIONES SIEMPRE POR TI....
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